Más de 12.000 mujeres y niñas viven ahora en Gaza con discapacidades y secuelas relacionadas con la guerra que no tenían antes del inicio de la ofensiva israelí.
Tras una visita a Gaza, la directora de ONU Mujeres en Ginebra advirtió que ser una mujer en la Franja significa enfrentarse al hambre y al miedo, absorber trauma y dolor y tratar de proteger a los hijos del hambre y el frío.
“Significa ser la última línea de protección en un lugar donde ya no existe la seguridad”, dijo Sofia Calltorp, subrayando que, a pesar del alto el fuego, todavía no viven en paz. Los asesinatos, aunque menos numerosos, continúan ocurriendo.
“Las mujeres también me contaron que no solo están sobreviviendo a una guerra militar, sino también a una guerra psicológica, que según ellas es aún más dura. Todas las mujeres con las que hablé habían perdido al menos a dos familiares cercanos, hijos, hermanos o padres”.
Los alimentos, por otra parte, siguen siendo escasos y cuatro veces más caros, lo que los hace inaccesibles para las mujeres sin ingresos.
En todas partes, las mujeres le dijeron lo mismo: necesitan que se mantenga el alto el fuego, suministros y ayuda económica y psicosocial. Piden trabajo, justicia y la restauración de sus derechos.