Los mercados locales son el punto de partida para descubrir esta autenticidad. En el Mercado de Mariscos de la Ciudad de Panamá, los visitantes disfrutan de ceviche recién preparado junto al mar, mientras que en los mercados del interior, los aromas del café, las frutas tropicales y los platillos caseros invitan a experimentar la vida cotidiana de los panameños.
La gastronomía panameña refleja su diversidad cultural, combinando influencias indígenas, afrocaribeñas y españolas. Desde un desayuno de panecillos y tortillas con queso blanco hasta un almuerzo de sancocho —la sopa nacional tradicional— o pescado frito con plátanos en la playa, cada platillo es un sabor a historia, tradición y gastronomía. En las fondas, pequeños restaurantes locales, los viajeros pueden experimentar la faceta más auténtica del país.
El arte y la creatividad también se expresan en la artesanía panameña. En comunidades como Guna Yala, las mujeres crean coloridas molas, textiles tejidos a mano que representan su visión del mundo y su orgullo cultural. Para elaborar cestas finas, los Emberá-Wounaan utilizan fibras de palmas locales, como la palma "chunga", y tintes naturales, o bien tallan sus creaciones en maderas preciosas o semillas duras como la tagua. En el interior del país, los artesanos crean el sombrero pintado, declarado Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO, símbolo de la identidad nacional. Estas son solo algunas de las artesanías que conforman el panorama artesanal de Panamá.
Ninguna muestra cultural está completa sin mencionar el traje nacional: la pollera. Considerada una de las vestimentas tradicionales más hermosas del mundo, la pollera es una joya de la tradición, elaborada a mano durante meses, bordada con encaje y adornada con tembleques: ornamentos de perlas y flores que se llevan en el cabello. Cada año, durante las fiestas nacionales y celebraciones como el Desfile de las Mil Polleras que se lleva a cabo en Las Tablas en enero, este atuendo es protagonista en desfiles, música y orgullo nacional.
En Panamá, las tradiciones no son meros recuerdos del pasado, sino celebraciones vivas. Desde las danzas del Congo en la costa caribeña hasta los tambores de Los Santos o las fiestas patronales en los pueblos del interior, el país vibra con el sonido de su gente, su fe y su alegría.
Cada mes, las fiestas panameñas ofrecen una oportunidad única para sumergirse en sus tradiciones, gastronomía y la alegría de su gente, experimentando de primera mano la rica cultura del país.
Si desea descubrir la esencia de Panamá, aquí le presentamos algunas de las celebraciones más representativas del año:
Enero: Feria de las Flores y el Café (Boquete) – Un evento lleno de color, jardines floridos y el mejor café de altura.
Febrero: Carnaval de Panamá – Una de las mayores celebraciones del país, con desfiles, comparsas y música por todo el territorio.
Marzo/Abril: Semana Santa – Celebraciones religiosas con procesiones tradicionales en diferentes regiones.
Abril: Festival Manito Ocueño (Ocú) – Un tributo a las costumbres rurales y al folclore del interior.
Julio: Feria Nacional de la Pollera (Las Tablas) – Dedicada al traje nacional, donde se elige a la Reina de la Pollera.
Agosto: Festival del Toro Suelto (Los Santos) – Una celebración popular llena de música y tradiciones rurales.
Septiembre: Festival del Cristo Negro (Portobelo) – Peregrinación y fervor religioso en la provincia de Colón.
Noviembre: Fiestas Nacionales – Un mes de conmemoraciones históricas, desfiles y orgullo nacional.
Diciembre: Festival de la Mejorana (Guararé) – Una celebración del folclore, la música tradicional y los bailes.
Estas festividades, junto con la gastronomía local —desde el sancocho y los tamales hasta el arroz con coco y los mariscos frescos del Pacífico y el Caribe— le permiten descubrir un país auténtico, hospitalario y vibrante.
Fuente: PROMTUR Panamá/Visit Panamá.
