Memoria, libertad y dignidad como patrimonio común
Publicado en 27/08/2025 13:05
Arte y cultura

Por Hernán Alejandro Olano García.

El 12 de agosto de 2025 el Congreso de la República sancionó la Ley 2532, una norma histórica que, más allá de su contenido jurídico, encarna un compromiso ético y cultural de la Nación: conmemorar la abolición de la esclavitud en Colombia y crear instituciones permanentes para la preservación de la memoria afrodescendiente.

La ley tiene como punto de partida la Ley 2ª de 1851, que abolió la esclavización en el país y marcó un hito en la construcción de una sociedad más justa. Recordar ese acto no es un mero formalismo, sino una reafirmación de que la libertad no es concesión, sino patrimonio inviolable de la persona. La libertad constituye el núcleo de la dignidad humana, y preservarla es condición de toda vida social auténticamente democrática.

 Memoria como defensa de la libertad

La esclavitud fue una negación radical de la persona. Reducir a un ser humano a mercancía, despojarlo de su identidad, de sus vínculos y de su historia, constituyó una de las formas más atroces de violencia contra la dignidad humana. Por ello, conmemorar su abolición es afirmar que la libertad es un bien colectivo que nunca puede ponerse en entredicho.

El artículo 2 de la Ley 2532 establece que cada 21 de mayo, fecha en la que se conmemora la Ley de 1851, el Congreso realizará actos solemnes en honor a las comunidades negras, afrocolombianas, raizales y palenqueras. Este gesto, lejos de ser simbólico, es un llamado a que las instituciones estatales y la sociedad civil reconozcan la deuda histórica y se comprometan con la erradicación de cualquier forma de racismo y discriminación.

Centros para la dignificación de la memoria

La ley crea dos instituciones de carácter permanente:

El Centro de Pensamiento Negro, Afrocolombiano, Raizal y Palenquero, con sede en Cartagena y subsedes en diversos territorios. Este espacio se encargará de promover investigaciones sobre los legados de desigualdad derivados de la trata trasatlántica y de diseñar propuestas para superar la discriminación racial. El centro no solo estudia el pasado, sino que se proyecta al futuro, buscando alternativas de desarrollo económico y social para las comunidades, preservando al mismo tiempo sus tradiciones y formas de autogobierno.

El Museo Negro, Afrocolombiano, Raizal y Palenquero, cuya sede principal estará en Cali, pero que contará con espacios en diferentes regiones del país. Este museo será una institución viva, democrática, al servicio de la sociedad. Su misión no es solo exhibir objetos, sino dignificar las tradiciones y saberes afrodescendientes, resignificando la memoria y vinculándola a la reparación simbólica e histórica.

Ambas instituciones son una forma concreta de reconocer que la libertad conquistada en 1851 debe sostenerse en la memoria activa. Olvidar significaría abrir las puertas a nuevas formas de opresión.

Educación y cultura contra la discriminación

La Ley 2532 también incluye un componente educativo esencial. Ordena que en todos los niveles del sistema educativo se incorporen contenidos sobre la historia de la esclavitud, la cultura afrocolombiana y su impacto en la sociedad. Solo a través de la educación se puede garantizar que las nuevas generaciones comprendan que la dignidad y la libertad son conquistas frágiles si no se cultivan en la conciencia colectiva.

De igual modo, la ley articula el trabajo de estas instituciones con la difusión del capítulo étnico del Acuerdo Final de Paz, reconociendo que la construcción de una paz estable y duradera en Colombia pasa por el reconocimiento pleno de los derechos de las comunidades negras y afrodescendientes.

Libertad como patrimonio de la dignidad

En definitiva, la Ley 2532 de 2025 no es solo una conmemoración, sino un compromiso de presente y futuro. La libertad, entendida como expresión suprema de la dignidad humana, requiere ser defendida en todos los escenarios: en la memoria, en la educación, en la cultura y en la vida social y política.

El filósofo Nicolás Gómez Dávila escribió que “la dignidad del hombre consiste en no ser medio, sino fin”. La esclavitud convirtió a los seres humanos en medios, en instrumentos. Con esta ley, Colombia recuerda que la verdadera grandeza de la República radica en proteger a cada persona como fin en sí misma, libre, igual y digna.

Así, la Ley 2532 se convierte en un faro de memoria y justicia, un acto que honra a quienes fueron privados de su libertad y que compromete al Estado y a la sociedad a preservar la libertad como patrimonio irrenunciable de toda persona.

 

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