Miles de personas están regresando al sur de América Latina enfrentando rutas peligrosas, abusos y una grave falta de asistencia. Así lo revela un nuevo informe de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), que monitorea los flujos migratorios en la región.
Los datos muestran que la mayoría de los migrantes observados eran venezolanos (entre el 68% y el 94% según el punto de monitoreo), seguidos por nacionales de Colombia, Ecuador, Perú y, en menor proporción, Estados Unidos.
“Los factores económicos se mantuvieron como los principales impulsores de la migración, seguidos por la reunificación familiar, el retorno voluntario o forzado, la violencia y la inseguridad”, destaca el informe.
La OIM alerta sobre el uso de rutas marítimas “largas y peligrosas”, incluyendo nuevas vías reportadas en la costa caribeña de Panamá. Entre el 1 de febrero y el 1 de julio, las autoridades panameñas registraron a 13.425 personas saliendo hacia Colombia por pasos como Puerto Obaldía, en la región del Darién.
La OIM identificó al menos mil personas migrantes varadas en Centroamérica y Colombia.
“La mayoría de los países carecen de la capacidad y los recursos para atender adecuadamente las necesidades de los migrantes”, concluye la OIM. “La reducción de la cobertura de la asistencia humanitaria limitó aún más el acceso a servicios esenciales”.